El presente documento buscará abordar la crisis de refugiados
en Europa, por medio de un análisis crítico hacia el tratamiento dado a la
información, por parte de algunos medios de comunicación que cubren el suceso.
Así pues, se brindarán tres argumentos en los que se buscará demostrar la
existencia de una manipulación de la información sobre la situación de los
refugiados, y de qué forma esta se presenta tal manipulación. Inicialmente, se
tratará de explorar una visión alterna sobre las reales intenciones de la
comunidad europea, frente a la acogida en su territorio de refugiados e
inmigrantes desplazados por el conflicto. Acto seguido, quedará en evidencia la
superficialidad de los datos que manejan los medios a la hora de informar sobre
la crisis. Finalmente, se evaluará las posturas internacionales frente a la
guerra, enfatizando en la responsabilidad que tienen los medios de
comunicación, de informar de una manera íntegra a la opinión pública acerca de
lo que sucede en Oriente Medio.
La incursión de los medios en la guerra ha sido no solo un
avance tecnológico, sino también una urgente necesidad en medio de estos
eventos, en los que la duda e incertidumbre reina a su alrededor. Sin embargo,
los objetivos imparciales e independientes consagrados en un principio, pueden
verse permeados por intereses políticos y económicos. Causando así, una
“pérdida gradual del sentido de la realidad” Ordóñez (2003) (p. 57), sobre la
opinión pública. Pues, como afirma el mismo Ordóñez, existe una “formidable
capacidad de absorción política por parte de la televisión” (p.57), algo que se
puede extrapolar también a la mayoría de los medios dominados por grandes las
cadenas de televisión. En la crisis de refugiados esto se ve reflejado
claramente en la manera mesiánica en que los medios describen a algunos países
europeos, por el hecho de haber acogido en su territorio a refugiados de los
países en conflicto. Sin saber que, lo que se muestra como una fachada de
solidaridad y condescendencia humanitaria, es realmente la oportunidad de oro
para países como Alemania de captar mano de obra joven. Con un propósito muy
importante. El de remplazar su decadente y envejecida fuerza laboral en un
futuro no muy lejano. Para demostrar esto, solo hace falta mirar los datos de
algunos países europeos. Por ejemplo, para el 2014 la edad media de Alemania
era la segunda más alta del mundo con 44.3 años (Banco Mundial, 2014), lo que
ilustra el grado de envejecimiento que padece la población del país en general.
Por otro lado, las cifras indican que la población alemana estaría envejeciendo
a un ritmo de 3,8 años por década, una situación preocupante que los estaría obligando
a ver la inmigración como la única solución verdadera frente a un posible
cataclismo laboral y financiero.
Análogamente a estas
ocultas intensiones, los medios de comunicación han fabricado una falsa imagen
de la crisis de los refugiados. Debido que, contrariamente a la idea
generalizada, menos de un tercio son refugiados originarios de zonas de guerra.
A saber, solo un 20 % son sirios, un 7 % afganos y un 3 % iraquíes. Por su
parte, los dos tercios restantes son migrantes económicos, provenientes de
países pobres, pero no en conflicto. Esta falsa generalización, ha creado una
imagen errónea de quienes son realmente los desplazados víctimas del conflicto
armado. Esto a su vez, ha propiciado el tráfico de personas. Pues, son ahora
los traficantes quienes imprimen pasaportes sirios falsos para vendérselos a
inmigrantes de otras nacionalidades. Todo esto, con la esperanza de hacerse
pasar por un refugiado sirio, y así recibir las ayudas de países como Alemania
y Suecia. Sin embargo, ese no es el mayor problema, la verdadera odisea comenzó
cuando se demostró que grupos terroristas como ISIS estarían entrando a Europa,
con pasaportes sirios robados. Concretamente, están haciendo uso de los 3.800
pasaportes sirios robados por grupos de ISIS en Rakka y Deir ez Zur (Frontex,
2015), ambas provincias sirias. Así pues, los medios de comunicación han caído
en el error de no dar una información verídica, sustentada en cifras y datos
confiables. En cambio, la mayoría de medios ha optado por acudir al
sensacionalismo causado por imágenes y videos, dejando de lado el análisis
objetivo sobre la verdadera realidad de la crisis.
Por último, pero no menos importante, nos encontramos con una
particular forma de desviar la culpa de la crisis. Pues, mientras que Rusia
afirma que el éxodo de sirios se debe a la presencia del EI y no al gobierno de
Bashar al Assad, la tesis occidental considera como un villano a Bashar al
Assad y su régimen. Estas posiciones, están desviando por completo la atención
del verdadero conflicto en Siria, que es la permanencia de diversos grupos
terroristas, financiados y fortalecidos por organismos ajenos a dicho país. Se
está dejando de lado el hecho de que el Estado Islámico y los rebeldes sirios
tienen colapsado al país. Por otro lado, los medios están desconociendo el
apoyo brindado desde los países occidentales, por parte de ciudadanos comunes,
a la estructura de los grupos terroristas. De ahí que, por cuenta de estas
lagunas informativas, sea tan difícil desentrañar las más profundas intenciones
que mueven a los gobiernos implicados en el conflicto. Generando así, un
profundo grado de incertidumbre frente a lo que pueda llegar a hacer un estado,
con tal de cumplir con su objetivo. En ese orden de ideas, podemos
cuestionarnos acerca de los límites que debería tener un país como Estados
Unidos frente a su incansable lucha contra el terrorismo. Es aquí donde, tanto
la prensa occidental como la oriental, deben actuar con imparcialidad,
trascendiendo de los intereses políticos, para superponer la vida humana y
alentar al cumplimiento de los derechos humanos.
A manera de conclusión, puede afirmarse que dentro de una
crisis en la que se encuentre tanto de por medio, el riesgo de que la
información sea manipulada es muy alto. Debido, tanto a intereses políticos,
como económicos y militares. Es por esto por lo que la crisis de los refugiados
en Europa no ha sido la excepción, la información presentada por los medios de
comunicación se ha transgiversado de manera sustancial y casi imperceptible. Es
por esto, que se debe desarrollar un permanente análisis crítico y criterio
propio, que brinde las herramientas necesarias para aportar posibles soluciones
frente a este conflicto, desde el entorno en el que cada uno se encuentre.
Bibliografía:
Tortosa, J. M. (2003). Los medios y la
guerra. Revista de estudios sociales. Colombia, 57-69.
Ordóñez Díaz, L. (2005). La realidad
simulada. Una crítica del reality show. Análisis político, (54), 49 –
62.